El antropólogo Herman Pontzer al estudiar el gasto energético de los Hadza (una tribu de Tanzania), notó que la energía liberada a diario no era significativamente diferente a la de un ciudadano promedio de EEUU, a pesar de las diferencias en las actividades realizadas, esto lo motivó junto a su equipo de Universidad de Nueva York medir la actividad y gasto energético de 332 adultos.
"En un día las personas moderadamente activas gastan 200 calorías más que aquellas sedentarias, también descubrimos que quienes son muy activos, tienen un gasto calórico casi idéntico a aquellos con un actividad moderada (para los investigadores ejercicio moderado : caminar, ir en bicicleta al trabajo o practicar algún deporte algunos días a la semana ). La conclusión a medida que que la cantidad de ejercicio que una persona realiza va en aumento, el organismo comienza a adaptarse a la demanda energética, llegando incuso a un gasto energético nulo, cuando se alcanza un gasto equivalente a 200 calorías el organismo entre en una fase de adaptación. Hay mucha evidencia relacionada con los beneficios de la actividad física, la investigación reafirma la idea de que no vasta la actividad física para controlar el peso, si no que la ingesta ( y obvio lo que se ingiere ), para tener un peso equilibrio y así evitar enfermedades asociadas (entre ellas diabetes e hipertensión).
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