Actividad Científica El Arte de confirmar o reformular nuestras Hipótesis
Londres 1616 William Harvey (Médico 1578-1657) se preparaba para su primera clase como conferencista Lumleiano, dictaría clase en el teatro anatómico sitio en donde se permitían cuatro disecciones humanas al año, su clase tenía un título que generaba expectación y a la vez inquietud, De motu cordis (el movimiento del corazón). La corona británica había enfatizado al colegio médico, la obligación de no contradecir las enseñanzas de Galeno de Pérgamo (Médico, Filósofo 129-216 AC), a las que se reverenciaba al punto de que, si durante una disección se encontraba una discrepancia con lo expuesto por Galeno, se decía que se debía a una naturaleza de ese cuerpo en particular.
Galeno escribió que la sangre formada en el hígado, se trasportaba por las arterias. Harvey durante su clase enfatizó, en que el corazón es capaz de enviar continuamente la sangre, funcionando como dos fuelles conectados (el ciclo pulmonar y el sistémico), finalizada dicha afirmación recordó a Miguel Servet (Médico y Teólogo español 1511-1553) quien 70 años antes, fue considerado hereje al afirmar que existe un intercambio sanguíneo corazón-pulmón y quemado en una hoguera alimentada por sus propios escritos. Remató su clase afirmando "deducimos que el movimiento de la sangre es circular y constante, mantenido por el latido cardíaco".
por primera vez se sugería que en la circulación sanguínea, un volumen de sangre fluía incesantemente, por la actividad de una bomba hidraulica. Harvey fue asiduo lector de otro contenporaneo a Servet, Andreas Vesalius pudiendo asistir a algunas de sus clases en la Universidad de Padua.
Aceptar que nuestras ideas están erradas, a la luz de nuevas evidencias es una actividad que debería ser constante, es usual que veamos lo que nos conviene y exaltar aquello que confirma nuestras hipótesis, la ciencia te libera y te aleja de esas malas prácticas.
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